jueves, julio 14, 2005

¿Pueden los sistemas estelares múltiples tener planetas capaces de albergar vida?

Ésta es una pregunta que se hacen los astrobiólogos, ya que más de la mitad de las estrellas de nuestra galaxia pertenecen a sistemas dobles, triples o incluso de orden superior. Hasta ahora se habían encontrado varios planetas gigantes orbitando a uno de los miembros de un sistema binario ampliamente separado. Pero un descubrimiento reciente, si llegara a confirmarse, parece indicar que los sistemas múltiples con componentes muy cerradas también pueden contar con planetas.

En el número de hoy de la revista Nature, Maciej Konacki, del Caltech, informa de un planeta que orbita al sistema triple HD 188753 en la constelación del Cisne. Konacki ha empleado una nueva técnica que él mismo ha desarrollado para encontrar planetas orbitando estrellas binarias (y el telescopio de 10 metros Keck I) para descubrir la perturbación gravitacional causada por un planeta de al menos 1,14 veces la masa de Júpiter en una órbita cercana, con un periodo de 3,35 días, alrededor de la estrella principal (una enana tipo G) que es casi idéntica al Sol. La componente principal, de hecho, tiene dos compañeras (una enana tipo G y una enana tipo K) un poco menos masivas que el Sol que se orbitan entre ellas como un par binario. Las componentes A y B están separadas por una distancia que oscila entre las 6 y las 18 unidades astronómicas.


Sistema Triple HD 188753
Esta imagen del infrarrojo cercano tomada por el telescopio Keck II muestra el sistema HD 188753. El nuevo planeta descubierto orbita a la estrella principal (A), que es virtualmente idéntica al Sol en masa y luminosidad, en una órbita muy cercana. La estrella secundaria (B) es en realidad un sistema doble con las componentes tan próximas que no se pueden resolver. El óvalo que aparece en la imagen indica la órbita proyectada de la componente B asumiendo una posición fija para la estrella primaria (A) aunque, en realidad, ambas componentes (A y B) orbitan a un centro de masas común que está más cercano a B, puesto que la masa combinada de las dos estrellas es superior a la masa de la componente principal.


La existencia de un planeta “caliente” tipo Júpiter en un sistema triple con componentes tan cerradas abre desafiantes interrogantes sobre cómo se forman los planetas. Los astrónomos han creído desde hace tiempo que los planetas “calientes” tipo Júpiter se formaban lejos de la estrella y después migraban a órbitas más próximas debido a interacciones gravitacionales con sus discos circumestelares. Pero es altamente improbable que esto pudiera haber sucedido en el sistema de HD 188753. La influencia gravitacional del par de estrellas que forman la componente secundaria habría truncado la formación del disco alrededor de la componente principal, limitando de forma drástica la cantidad de material disponible para crear un planeta gigante.

Alan P. Boss (del Carnegie Institution de Washington) y Jack J. Lissauer (del NASA/Ames Research Center) piensan que el planeta probablemente se formó a gran distancia de su estrella y fue arrojado a su órbita actual durante unas complejas interacciones gravitacionales que deberían ocurrir a los sistemas múltiples cuando estos evolucionan de configuraciones inestables a otras más estables. Este juego de billar cósmico pudo haber implicado a otras estrellas que pudieron alguna vez estar ligadas a HD 188753 y fueron expulsadas o incluso a estrellas intrusas en el entorno del poblado cúmulo.

Sin embargo, algunos astrónomos han pedido precaución sobre este descubrimiento, haciendo notar la relativamente poca precisión y pequeño número de observaciones de velocidad radial que aparecen en el artículo de Nature.